lunes, 29 de octubre de 2007

Diálogos para el recuerdo: La huella

1973, Misterio. Dir: Joseph L. Mankievicz. Música: John Addison. Guió: Anthonny Shaffer. Int: Lawrence Olivier, Michael Caine.

Siempre que me enfrento al visionado de una película como La Huella tengo la misma sensación. Hablo de obras que se desarrollan en un único escenario y con un número fijo de participantes. Obras que podríamos encuadrar en un cine teatral y entre las que podríamos destacar títulos como La soga, 12 hombres sin piedad o La gata sobre el tejado de zinc. Y la sensación que tengo es la de fascinación con respecto a este tipo de cine. Y es que me sorprende muchísimo que estas cintas sean capaces de mantener encandilado al espectador a lo largo de todo su metraje, únicamente por el poder de la historia que recrea su guión y por la gran capacidad interpretativa de sus actores.
En La Huella Joseph L. Mankievicz nos presenta una historia en la que dos hombres de diferente edad van a verse enfrentados a causa del amor de la esposa del mayor y la amante del menor. Veremos una caza entre el gato y el ratón en la que quizás el gato salga más perjudicado de lo previsible en un principio.
En el papel del marido engañado encontraremos al magnífico Lawrence Olivier en uno de sus papeles más recordados. Y en el del joven seductor hallamos a Michael Caine, el galán inglés por excelencia que sabrá interpretar las veces del joven amante de una forma espectacular.

Hoy hemos hablado del reciente remake de esta genial obra, que aunque tenga en sus filas nombres de la talla de Jude Law o Kenneth Branagh, e incluso, el del mismísimo Michael Caine, que repite ahora, aunque con el papel del marido ultrajado, dudo mucho que llegue a la altura de su predecesora. Y es en esos momentos en los que pienso si son necesarios los remakes de obras tan grandes como Psicosis, El caso Thomas Crown o la que hoy ha sido el hilo conductor de nuestro programa, La huella.

lunes, 8 de octubre de 2007

Promeses de L'Est

2007, Triller. Dir: David Cronemberg. Guió: Steven Knigth. Música: Howard Shore. Interpretació: Viggo Mortensen, Naomi Watts, Vincent Cassel,...

En Promeses de l’Est, trobem una crua i impactant història sobre la màfia russa. Els qui busqueu en ella una pel·lícula a l’ús de les realitzades pel seu director David Cronemberg, em sembla que us decebreu. I és que pareix que ja en la seua anterior pel·lícula Una història de violència, el realitzador canadenc es desmarcava notablement de la que havia sigut la seua forma habitual de fer cinema. Ací, de nou deixa de banda les seues obsessions representades principalment per la ciència, el terror o la fusió entre la matèria orgànica i la mecànica, per centrar-se plenament en la violència, un altre dels seus temes preferits. I per sorprendre’ns notablement amb una molt interessant història que tracta un tema realment impactant que travessa moments de forta actualitat hui en dia: el crim organitzat de l’Europa de l’Est.
Amb la ciutat de Londres com a teló de fons coneixerem la història de Nicolai (Viggo Mortensen), un simple xofer de la màfia, que des d'un principi sembla ser més del que aparenta. La vida normal de la seua organització canviarà notablement amb l’aparició d’Anna (Naomi Watts), una comare que comença a investigar la vida d’una jove prostituta, relacionada amb el submón rus, que ha mort als seus braços donant a llum a una petita xiqueta.
Del costat dels mafiosos trobarem a Semyon (un genial Armin Muller-Stall) fent les funcions de cap de la família i al seu fill Kirill (interpretat per un desconegut Vincent Cassel, que ens sorprèn ací amb un personatge tan brutal com dèbil al mateix temps, sortint d’aquesta difícl interpretació prou allunyada del seu registre, d’una forma més que notable).
Un repartiment excepcional que donarà vida a aquesta història més pròxima al cinema clàssic, que a aquell en el qual David Cronemberg aprofitava per desplegar tot el seu catàleg d’obsessions i inquietuds artístiques, tan impressionants com transgressores.
Per a mi, i sense voler desprestigiar el seu cinema anterior, obté un 10 en el seu canvi.

lunes, 1 de octubre de 2007

Diálogos para el recuerdo: Dos hombres y un destino

1969, Western. Dir: George Roy Hill. Guión: William Goldman. Música: Burt Bacharach. Interpretación: Paul Newman, Robert Redford, Katherine Ross...
Para hablar de las buddy movies, o películas de compañeros, he decidido echar mano de filmoteca para recordar este genial clásico de George Roy Hill. Sé que no es la primera de las películas con dos protagonistas que realizan un viaje, pero sin duda es una de las más especiales.
Ganadora de cuatro Oscars la cinta agradó muchísimo tanto a público como a crítica. Y llegó a tal punto que tendría una precuela posterior, conocida como Los primeros golpes de Butch Cassidy y Sundance Kidd.
En Dos hombres y un destino, Butch y Sundance son dos atracadores de bancos y asaltadores de trenes que enmarcan sus aventuras en el lejano oeste. Juntos recorrerán toda América a lo largo y a lo ancho en busca del precioso metal y al mismo tiempo, huyendo de la policía.
Newman y Redford, dos sex symbols en auge en aquel momento, se reunían para co-protagonizar una de las más famosas aventuras de la historia del cine. El contrapunto femenino lo pondría de una forma excelente Katherine Ross en el papel de la novia de Sundance.
Pero tendría que ser George Roy Hill, quien reuniera pocos años después otra vez a Newman y a Redford, para co-protagonizar de nuevo otra historia, diferente a ésta, pero no por ello menos atractiva. Hablo de El Golpe, por supuesto.
Tan famosa como la película sería su canción principal, Raindrops keep faling on my head, que oímos en este momento y que ha sido versionada hasta la saciedad.
Son numerosos los momentos a destacar dentro de Dos hombres y un destino. Entre ellos podemos destacar los tres que hoy estamos recordando aquí:
- En primer lugar la pelea que se provoca al querer desplazar a Butch de su puesto de jefe dentro de la banda. Problema que el personaje soluciona con una enorme facilidad.
- Otra secuencia genial es la del salto al río huyendo de la policía. Es tremendo poder escuchar a alguien tan duro como Sundance admitiendo que no sabe nadar.
- Y para terminar la que escucharemos ahora, ese final tan mítico como inolvidable, en el que los dos ladrones planean su huida a Australia en busca de una nueva vida mejor que la que han llevado hasta ese día.
Ahhh, y no me olvido del paseo en bicicleta…