viernes, 30 de noviembre de 2007

Encantada. La historia de Giselle

A petición del público.
2007, Romántica. Dir: Kevin Lima. Guión: Billy Kelly. Música: Allan Menken y Stephen Swartz. Int: Amy Adams, Patrick Dempsey, James Mardsen, Susan Saradon.
Supongo que a los lectores habituales de este blog les sorprenderá la aparición de esta crítica, pero se dan diversas circunstancias, que hacen que me ponga a escribir estas letras en relación a este film.
Con la Disney de fondo, Encantada nos cuenta la historia de Giselle, un personaje creado con lápiz y papel que se enamora de un príncipe, y cuando está a punto de casarse con él, se verá enviada a nuestro mundo real, de carne y hueso, por la mano de la malvada madrastra del príncipe en cuestión. Todo esto con el objetivo de que la joven no pueda acceder al trono y relegar así al olvido a la madrastra.
Una vez en nuestro mundo, la joven princesa Giselle se verá envuelta en una serie de situaciones tópicas que la llevarán a enamorarse de un humano real y de la pequeña hija de este. Así pues, cuando su príncipe azul venga a rescatarla, la sorpresa de éste será que la joven se ha olvidado de él, y que le atrae más nuestro mundo sin príncipes al uso y con citas normales para salir, bailar, cenar y conocerse. Todo esto, adornado con un par de números musicales (geniales los negros del parque) al estilo de los films animados de la Disney, nos traerá una película sencilla que emocionará a más de uno y que divertirá tanto a mayores como a pequeños haciéndonos salir del cine un poco más niños de lo que realmente somos. Ahora bien, en Encantada vi un paralelismo que me gustaría reflejar aquí. Y nada más y nada menos que es con la que se considera la mejor obra de la historia de la literatura: El Quijote, de Miguel de Cervantes. Y es que al colocar al personaje mágico de Giselle en un mundo real como el del Manhattan de hoy en día, las situaciones que se dan son cómicas y similares a las que obtuvo Miguel de Cervantes al colocar a su caballero andante en la España del siglo XVII. Y más aun, cuando al final del film, la joven va a parar a una fiesta en la que todos van disfrazados de príncipes y princesas, menos ella, que después de haber ido vestida así todo el film, aparece con un vestido de noche de lo más normal. Y es precisamente en esa escena donde se convierte en una mujer real.
Así como al final de la novela de Cervantes, Don Quijote se acercaba a la realidad “Sanchizandose”, queriendo regresar al hogar y abandonando sus correrias, y Sancho se aproximaba al mundo de la fantasía “Quijotizandose”, con su intención de volver a salir al mundo en busca de aventuras, en Encantada diremos que nuestra realidad se aproxima al mundo fantástico de magia y princesas de la Disney, y que la joven Giselle, se acerca a nuestra realidad pura, dura y cotidiana la de las relaciones de pareja y la de nuestra vida.
Un paralelismo que no deja de ser muy interesante en un film que ofrece lo que se le pide. Ni más, ni menos.

Diálogos para el recuerdo: Doce del patíbulo

1967, Bélica. Director: Robert Aldrich. Guión: Nunnally Johnson. Música: Frank De Vol. Int: Lee Marvin, John Casavettes, Charles Bronson, Robert Ryan.
En 1967, Robert Aldrich se pondría al frente de uno de los proyectos más ambiciosos de la historia del cine bélico. Su objetivo fue reunir un espectacular plantel de actores, para narrar una apasionante historia enmarcada dentro de la segunda guerra mundial.
El mayor Reisman presencia una ejecución. No es el tipo de actos que le satisface ver, pero sus deberes como oficial de la armada le obligan a esto y a algunos desagradables actos más. Ahora bien, su sorpresa llegará a la salida del patíbulo. Allí le esperan un grupo de oficiales superiores que le tienen reservada una misión especial. En primer lugar, tendrá que reclutar un grupo de convictos y condenados a muerte, a los que se les dará su última oportunidad de liberarse y reinsertarse en la sociedad. El pago que deberán ofrecer a cambio de esto será el de una misión suicida. En primer lugar seis semanas de entrenamiento intensivo con salto en paracaídas incluido. El objetivo de este duro entrenamiento será el asalto de una fortaleza nazi con el fin de acabar con la vida del mayor número posible de oficiales enemigos.
Reisman, no se rebela. Ya lo ha hecho otras veces y sabe que no sirve de nada. De ahí su expediente repleto de inútiles insubordinaciones. Sabe que le han dado una asquerosa misión, pero se sentirá honrado de llevarla a cabo de una forma excelente.
Lee Marvin se ponía al frente de esta historia en el que seria uno de los más grandes retos de su carrera. A su lado, del lado de los presos, hallaremos actores geniales, de la talla de Charles Bronson, Telly Savalas, Donald Sutherland o un extraordinario John Cassavettes en un papel construido a su media, por su rebeldía y descaro. Y del lado de los oficiales norteamericanos, podremos encontrar a los magníficos Robert Ryan y Ernest Borgine.
En este film cabe todo, excelentes actuaciones (como la de John Cassavettes, que fue premiada con una nominación a los Oscars), duelos interpretativos, de personalidad y de ego memorables (como el de Lee Marvin con Robert Ryan), momentos de amistad y compañerismo (como cuando todos ayudan a Bronson), malos que se convierten en buenos cuando aparecen los malos de verdad, y hay incluso lugar para el humor (con la genial escena en la que Donald Sutherland se hace pasar por general, momento inigualable que me atrevo a calificar como uno de los mejores de toda su carrera).
Una obra completísima, que fascina a quien la ve, y que mantiene su frescura y genialidad, aun hoy en día, 40 años después de su rodaje.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Diálogos para el recuerdo: Pulp Fiction

1994, Policiaco. Dir: Quentin Tarantino. Guión: Quentin Tarantino y Roger Avary. Música: Varios Interpretes (Urge Overkill, Chuck Berry,...) Int: John Travolta, Samuel L. Jackson, Uma Thurman, Bruce Willis...

En 1994, Quentin Tarantino iba a convertirse en l’Enffant Terrible de Hollywood. Y la culpa de esto la tuvola que hasta ahora está considerada su mejor película tanto por público como por crítica. Hablamos nada más y nada menos que de Pulp Fiction.
Un par de años antes el joven director había estrenado Reservoir dogs, sorprendiendo con ella a todo el mundo y obteniendo los principales galardones del festival de Sundance, de Toronto y de Sitges entre otros muchos.
Tres historias se entrecruzan a lo largo del film, en el que podremos ver mezclarse a matones, camellos, asesinos, drogadictos, mafiosos, sodomitas y gangsters, entre una abundante fauna norteamericana. Dichas historias estaban escritas por el puño y letra del propio Tarantino, y por el de su socio en aquel momento Roger Avary.
Y les otorgarían nada menos que siete nominaciones a los oscars, de las cuales solo conseguirían la estatuilla a mejor guión original. También ganaron la palma de oro en el festival de Cannes y hasta 40 premios más en otros certámenes junto a numerosísimas nominaciones.
Resulta muy curioso que en una película, que reunía nombres tan llamativos como el de John Travolta (resucitado cual ave fénix de sus propias cenizas), Bruce Willis, Uma Thurman, Harvey Keitel o Samuel L. Jackson, el nombre que más sonara fuera el de su director.
Nadie sabe cual es el ingrediente que esconden los films de Tarantino y que los hacen triunfar. Quizás sea, la frescura y originalidad de sus diálogos, o posiblemente la cotidianidad con que hablan sus gangsters. Tal vez sea la dureza de su violencia, o una conjunción de todas las anteriores. El caso es que estas películas gustan.
El publico ya quedó fascinado con su opera prima Reservoir dogs y con la obra que tratamos hoy. Después vendrían, tras un breve episodio de Four Rooms y diversas apariciones como actor en numerosos films, Jackie Brown y las dos partes de Kill Bill. Recientemente, nos ha presentado Death proof, su episodio dentro del proyecto conjunto Grindhouse. Pero hay que decir, que entre el público ya no ha tenido el éxito de sus predecesoras, por no hablar de la crítica, en la que ya hace tiempo va forjando opiniones dispares.
¿Se habrá acabado ya la capacidad de creación de este genio? O por el contrario, ¿podremos volver a ver obras tan geniales como la que nos ocupa hoy? Estas respuestas solo él mismo las sabe. Tengamos fe…

jueves, 8 de noviembre de 2007

Diálogos para el recuerdo: Pat Garret & Billy the Kid

1973, Western. Dir: Sam Peckinpah. Guión: Rudy Wurlitzer. Música: Bob Dylan. Int: James Coburn, Kris Kristofferson, Bob Dylan, Jason Robards.
Hoy hablamos del que quizás, con el respeto de Grupo Salvaje, sea el western más representativo de la carrera de Sam Peckinpah.
Crepuscular desde su primer minuto, nos narra los últimos dias de dos personajes históricos, de dos amigos, que por circunstancias de la vida se verán enfrentados en una caza cuyo punto final será la muerte.
William Boney, más conocido como Billy the Kid y Patrick Garret, combatieron juntos en el conflicto del rio Pecos de la mano del ganadero John Chisum. Poco después de aquello, la vida los separaría, poniendo a Garret del lado de la ley y a Billy del de la delincuencia, el robo y el asesinato. Esto les abocaría a un enfrentamiento predestinado. Y más aun, cuando los hombres de Santa Fé contrataron a Pat Garret con el único fin de apresar a Billy, o de acabar con su vida.
Peckinpah bordaría la adaptación de esta leyenda al reflejar en ella el conjunto de las obsesiones que forjaron su carrera: La dureza, la melancolía, la amistad y por encima de todas ellas, la violencia. Una violencia que aun hoy en día impacta por su crudeza. Su potencia visual es de una fuerza impresionante y nos atrae desde su primer minuto, del modo en que solo el viejo mestizo de Peckinpah sabia hacer. También sus personajes nos seducen, los dos. Por un lado Garret, interpretado magistralmente por James Coburn (quizás en el mejor papel de su carrera), que nos muestra como el mito está envejeciendo y el motivo por el cual decide unirse a la ley, incluso para acabar traicionando a su amigo. Y por el otro a Billy, un magnífico Kris Kristoffersson en el que fue su debut, mostrando la crueldad y la dureza de un personaje que al mismo tiempo es realmente humano y que nos resulta tremendamente atractivo desde el inicio del film. Todo ello con un hilo musical de fondo compuesto por el mismísimo Bob Dylan, que coincide con la imaginaria del film de una forma espectacular y cuyo buque insignia es nada más y nada menos que Knockin’ on a heavens door, uno de sus temas más conocidos.
En fin, un film excepcional, una obra maestra con el sello de Peckinpah impregnado, que hará disfrutar a todos los fans del western en general, y a los del director en concreto, con su crudeza y realidad como principal bandera.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Adiós pequeña, adiós

2007 , Policiaco. Dir: Ben Affleck Guión: Ben Affleck y Aaron Stockard Música: Harry Gregson-Williams Int: Casey Affleck, Ed Harris, John Ashton, Morgan Freeman, Michelle Monaghan

¡Bien por Ben Affleck!
Ni siquiera cuando, allá por el año 1998, le otorgaron la estatuilla a mejor guión original por la redacción junto a Matt Damon de la historia que dio lugar a El indomable Will Hunting, llegué a imaginar que este “actorzuelo” (el año pasado ganó la copa Volpi a la mejor interpretación con Hollywoodland, interpretando a un mal actor) sería capaz de crear una obra tan genial como ésta.
Hay que decir que el origen de esta historia está en una novela de Dennis Lehane (autor entre otras historias de la que serviría de punto de partida para la impresionante Mystic river de Clint Eastwood), lo cual ya es una punto de partida más que interesante. Además, en la nómina de actores (a parte del joven hermano del director, Cassey Affleck, quien se defiende bastante bien) encontraremos nombres tan impresionantes como el de Morgan Freeman y sobretodo el de Ed Harris, un inmejorable secundario, a quien la academia ya hace años viene negándole su merecido premio y que quizás en esta ocasión se lo conceda.
Y a parte de todo esto, por si fuera poco, el film plantea un dilema moral a sus personajes y al espectador en general. La pregunta es: SPOILER ¿Debe una niña permanecer al lado de su madre (aunque ésta sea una pobre yonqui inconsciente, con todas las cartas para convertirse en narcotraficante), o por el contrario debe quedar con otra familia, bien posicionada, que le otorgará una buena vida y un futuro prometedor, aunque con ello se la secuestre, se infrinja la ley y se la separe de su inadecuada y peligrosa progenitora? Fin de SPOILER ¿Qué opinais?
Es cierto que con todos estos aspectos a favor, seria difícil hacer un mal producto, pero aun así, la manera de narrar de Affleck es muy atractiva. La historia consigue enganchar desde su primer minuto, y aunque en algún momento las aclaraciones que hace no sean excesivamente necesarias, el resultado final es el de un buen policiaco que presenta un admirable punto de partida para la carrera de un director, que esperemos mejore, la que este mismo ha llevado a cabo dentro del mundo de la interpretación.
Buen debut (esperanzador) para Affleck. A ver que viene después…

sábado, 3 de noviembre de 2007

Déjame que te cuente... Los cuentos que me enseñaron a vivir

Gracias Ismael.

En esta obra, el argentino Jorge Bucay nos cuenta, al más puro estilo de Las mil y una noches o El Conde Lucanor, una serie de relatos que nos ayudarán a crecer como persona para nosotros mismos y para los demás. En este caso concreto, el papel del Sultán o del Conde cae en manos de Demián, un joven e inocente estudiante universitario, que acude a terapia en busca de la solución a los numerosos problemas que le acechan en su vida. Allí encontrará a su Sherezade o a su Patronio particular, en Jorge el Gordo, su terapeuta, que siempre hallará un ejemplo adecuado para solucionar el conflicto que trae de cabeza en ese momento al Demián. Su relación paterno-filial irá creciendo a lo largo del libro y a medida que aumenta el número de cuentos, llegando a sentirse realmente unidos y a profundizar una importante amistad.
Ahora bien, esto es solo una escusa. Una escusa que se inventa el autor para transmitirnos un buen puñado de relatos aplicables a una infinidad de situaciones, que nos ayudarán a crecer como seres humanos y a hacernos mejores personas.
En mi opinión, consigue su objetivo. Es más, ahora que he terminado su lectura, lo tendré siempre a mano para poder echarle algún vistazo en momentos de tristeza o soledad.