martes, 25 de agosto de 2009

Enemigos públicos

2009 Policiaco. Dir: Michael Mann. Guión: Ronald Bennet. Música: Elliot Goldenthal. Int: Johnny Depp, Christian Bale, Marion Cotilliard.

Este año Michael Mann ha decidido contarnos la historia de John Dillinger, un ladrón de bancos del Chicago de los años 30, cuyo nombre pronto va a pasar a la historia del celuloide, al igual que los de Clyde Barrow, Bonnie Parker, Butch Cassidy o Sundance Kidd, entre otros muchos.

La cinta nos cuenta la historia tal y como pasó en la piel de Dillinger, que tras salir de la cárcel regresó a ella para sacar de allí a sus compañeros en una fuga previamente preparada. A partir de ahí, y con la ayuda del sindicato del crimen, el ladrón se desplazará a Chicago donde buscará novia y retomará su actividad criminal, dando muchísimos quebraderos de cabeza a la autoridad local, representada por John Edgar Hoover. Éste mismo, será quien se hará con los servicios de Melvin Purvis, un policía de la zona de Tejas, que será el encargado de atrapar a Dillinger, acabando así con su vida criminal.

El resultado que tenemos es una cinta sensacional, como no podía ser menos siendo Michael Mann el encargado de llevar la historia a la gran pantalla. Es impresionante como este realizador es capaz de narrar todo tipo de historias en diferentes situaciones, épocas y momentos históricos, y como se adapta a todos estos factores externos de un modo sensacional. Considerando que los planos aéreos son casi una marca de la casa en sus cintas, en esta película apreciamos que no hay ninguno, en mi opinión debido a que en la época en que se sitúa la acción éstos no serían posibles, a causa de la ausencia de tecnología en el momento. Ejemplos de adaptación similares podremos verlos en sus anteriores cintas, al comparar obras como Heat o Collateral con El último mohicano.

El papel de los actores resulta excelente, tanto en el caso de Cristian Bale, en el papel de policía experimentado, como en el de Marion Cotilliard como la novia de Dillinger. Si alguna pega podemos poner, es el propio Dillinger, que encarnado por Johnny Depp, en algunos momentos nos muestra la cara del Jack Sparrow que en mi para mi aun permanece en su interior. Me gustaría también destacar el papel de un secundario. Se trata de uno de los agentes reclutados por Purvis para ayudar a dar caza a Dillinger, que desde su primera aparición en pantalla con su llegada a la estación de Chicago, hasta la escena final del film, fascinará al público en general a lo largo de todo el metraje de la cinta.

El personaje de Dillinger, ya fue llevado a la gran pantalla en otras ocasiones, siendo interpretado por actores de renombre entre los que destacamos a Lawrence Tierney, Warren Oates, Martin Sheen, entre otros e incluso el mismísimo Gary Oldman que tiene una cinta en preparación, donde encarnará al mismo personaje.

Así pues, hay que decir que la cinta resulta muy entretenida, y no se hace larga, cosa muy loable, dado que su extensión rebasa los 140 minutos.

lunes, 17 de agosto de 2009

El dia más largo

1956. Novela histórica. Autor: Cornelius Ryan.


Estos pasados días de vacaciones, he visitado la región de Normandia, al noroeste de París, y para preparar el viaje me he aproximado a esta magnífica novela, que a modo de crónica de guerra, nos cuenta como se desarrollaron los días 5 y 6 de junio de 1944. Días que decantarían la balanza de la segunda guerra mundial totalmente a favor del bando de los aliados, dejando casi en estado de KO a las tropas del fhürer.

La novela nos cuenta todo lo ocurrido en los preparativos del desembarco, durante la noche del día D, con el salto de los paracaidistas y durante el propio día D con el desembarco de las tropas americanas en las playas Omaha y Utah, de los canadienses en Juno Y de los ingleses en Gold y Sword.

Podremos leer las sensaciones y pensamientos que tenía el mariscal de campo Erwin Rommel, forzado a trabajar a contrarreloj en unas playas que Hitler había definido como inconquistables, y que mucho más allá de la realidad tenían muchos defectos que cubrir y muchas zonas que reforzar. Seremos partícipes de los contratiempos que los alemanes tendrían para defender la zona ya que la mayoría de sus mandos se habían desplazado a otro lugar para hacer unos ejercicios de guerra y celebrar un cumpleaños. Sentiremos la ansiedad de las tropas aliadas cansadas de esperar en unas condiciones inhumanas, para librar una batalla que parecía que nunca de iba a producir. Comprobaremos la dureza de la decisión del General Dwight D. Eisenhower, que debía estar pendiente de la predicción del tiempo, del estado de las mareas y de la fase lunar para no enviar a toda su ofensiva en dirección a una muerte segura. Leeremos las inmensas dificultades que los paracaidistas de la 82 y 101 aerotransportadas sufrieron en sus continuos saltos, como su caída en St. Mary - l’Eglise, localidad en la que los nazis los acribillarían antes siquiera de aterrizar. Y como no, los desembarcos en las cinco playas, pero especialmente en Utah, con la escalada a los acantilados de Point du Hoc, y la sangrienta Omaha, la que más costó de conquistar y en la que más bajas norteamericanas hubieron.

En fin, una sensacional historia, que nos muestra un testimonio totalmente real (Ryan hizo más de 2000 entrevistas entre los hombres que de alguna forma participaron en el desembarco) del que es uno de los principales hechos de la historia contemporánea de nuestro mundo.


1962 Bélica. Dirs: Ken Annakin, Andrew Morton, Bernhard Wicki, Darryl F. Zannuck. Guión: Cornelius Ryan Música: Maurice Jarre. Int: John Wayne, Robert Mitchum, Robert Ryan, Sean Connery.


Seis años después de la publicación de la novela se estrenaría en los cines la adaptación de la misma a la gran pantalla. Se trataba de una gran superproducción, con un impresionante elenco de actores para dar vida a los numerosísimos personajes que aparecen en el film.

Se puede decir que la adaptación es fiel a la novela, con toda la dificultad que supone llevar al celuloide una historia llena de breves relatos contados por los protagonistas de los acontecimientos que se produjeron en el día D.

Me gustaría destacar el papel de John Wayne, que aunque actúa igual de cowboy que de militar, le da un toque genial a la historia en su papel de Coronel de la 82 aerotransportada. Un hombre que se rompió el tobillo al aterrizar con su paracaídas y que hizo al médico que le volviera a poner la bota para estar todo el tiempo del desembarco luchando con este roto. También me encanta Robert Mitchum, el General Norman Cota, hombre que sería decisivo en la toma de la playa Omaha. Theodor Roosvelt Jr., el joven general estadounidense, hijo de presidente, que desembarcó junto a sus tropas en la primera oleada fue interpretado por Henry Fonda. Un personaje por el que tengo gran simpatía, al tratarse de un mando que baja a primera línea de fuego para combatir con sus hombres y elevar así su moral.

En fin, una cinta sensacional, que si se le puede poner alguna pega, es que trata de una forma suave lo que son los horrores y la crudeza de la guerra. Quizás por lo reciente que se encontraba aun el conflicto mundial. Esto, se verá mucho mejor en cintas actuales como Salvar al soldado Ryan, que nos cuenta el mismo desembarco en Omaha, y en La delgada línea roja o Banderas de nuestros padres, ubicadas en otros escenarios de guerra.

domingo, 16 de agosto de 2009

Max Payne

2008 Policíac. Dir: John Moore. Guió: Beau Thorne, Sam Lake. Música: Marco Beltrami Int: Mark Walberg, Mila Kunis, Beau Bridges, Olga Kurylenko.

El que ha aconseguit John Moore amb aquesta cinta no resulta gens fàcil. Encara que no és exactament la mateixa que ens presenta el videojoc, el realitzador ha plasmat una estètica visual que té molt a veure amb la que vam trobar quan vam descobrir el personatge de Max els amants dels PCs i les videoconsoles. Cosa que, si vos dic la veritat, no ha de ser gens fàcil d’aconseguir, perque ni Robert Rodriguez en Sin City, ni el propi Frank Miller en Spirit, han pogut fer en aquestes dues adaptacions del món del còmic, que encara que són molt semblants a les vinyetes de les quals parteixen, no acaben de traspassar l’essència de l’original a la gran pantalla. L’únic director en la meua opinió, que ha aconseguit fer açò d’una forma excel·lent ha estat Zack Snyder, l’artífex de dues de les millors adaptacions del còmic al cinema que s’han fet en els darrers anys, 300 i Watchmen.

En una ciutat obscura, sempre coberta per la pluja i la neu, el detectiu Max Payne inicia un camí cap als inferns en busca de la venjança vers qui li va arrabassar la seua dona i el seu xiquet. En meitat del seu camí es posarà una droga de disseny nova, el valkyr, i una seu important de la indústria farmacèutica. Tot un seguit de problemes que enviaran al nostre heroi a enfrontar-se amb els seus companys de departament i a ser un incomprès dins del món que l’envolta, fins al punt d’arribar a lluitar contra tot i contra tots.

Encara que Marc Walberg no li sembla en res al personatge, podem dir que l’actor, ressuscitat gràcies a Scorsesse i The departed, no fa mal el paper de detectiu turmentat. Al seu costat treballen intèrprets especialitzats com Beau Bridges, i podem tornar a veure Olga Kurylenko, la guapíssima actriu que vam descobrir en Hitman (no estarà encasellant-se en històries de videojocs??) i que recientment ha participat en Quantum of Solace, la darrera història de James Bond.

Al final la cinta no deixa de ser un entreteniment divertit, que de vegades passa per aclarir massa voltes algunes coses que resulten totalment evidents. Però dins d’açò trobem una història amb alguns aspectes interessants que als amants del videojoc podran fer-nos recordar l’essència del que era clavar-nos dins la pell del detectiu i enfrontar-nos amb una infinitat de delinqüents fent servir efectes tan atractius com el temps bala en l’època en què Matrix acabava d’estrenar-se en la gran pantalla.

lunes, 3 de agosto de 2009

POST NUMERO 100: Diálogos para el recuerdo: El caso Thomas Crown

1968, Policíaco. Dir: Norman Jewison. Guión: Alan Trustman. Música: Michael Legrand. Int: Steve McQueen, Faye Dunaway, Paul Burke.


Era el año 1968 cuando Norman Jewison se puso tras las cámaras para dirigir a Steve McQueen y a Faye Dunaway en un genial thriller sobre policías y ladrones.

La historia es la de un millonario excéntrico que, haciendo alarde de su ingenio y su inteligencia, realizará un atraco perfecto, sin dejar ninguna pista tras él, y que le permitirá hacerse con la suculenta cifra, nada más y nada menos, que de 2 millones y medio de dólares. Ante la imposibilidad de la policía de hacer nada para cazarlo, la compañía de seguros del banco contratará a una investigadora privada, que por medio de su intuición y su astucia intentará darle caza al ambicioso atracador

Esta obra, pasaría a la historia como uno de los mejores films dentro de su género por distintos motivos.

Entre ellos podríamos destacar el de reunir en la gran pantalla a la pareja de actores. Entre ellos dos, se dio una excelente química, logrando convertirlos en amantes y rivales al mismo tiempo de una manera totalmente creíble.

Otro aspecto a destacar sería la creación técnica. Norman Jewison hizo alarde de su innovación y logró introducir en el montaje final un producto en el que podemos ver pantallas partidas, colores difuminados y planos fascinantes hasta el máximo extremo. Ejemplo de ello son la partida de polo y el beso entre los enamorados rodado por medio de un travelling, e imitado hasta la saciedad en numerosos casos a lo largo de la historia del cine.

En este film, psicodelia y pop se unen y se elevan a su máxima potencia, dando un ejemplo de creatividad arriesgada que se aprovecha a lo largo de toda la cinta, sin que esto se imponga como un impedimento a la hora de narrar la genial historia.

Para terminar, desatacar los detalles, como los trajes de Crown con un valor de más de 350 dólares y su reloj, que alcanzaba los 2250; el amplio vestuario de la señorita Anderson, que si contamos la toalla de la sauna, aparece en la película con 30 modelos diferentes de ropa; la banda sonora del profesional del jazz Michael Legrand; las escenas de acción y de conducción de vehículos, que fueron rodadas por el propio McQueen, conocido es su amor por la velocidad..., y así un extenso etcétera, que nos permitiría extendernos hablando del film todo lo que quisiéramos. Pero no será el caso, os dejaremos por el contrario con uno de sus momentos más interesantes. Sin más, quedaos con Vicky Anderson y con Thomas Crown…