lunes, 7 de septiembre de 2009

Sobre la amistad en el día del amor.

Conozco una historia en la que cuando a un hombre le preguntan sobre su relación con otro en el pasado, responde:
- Viajamos mucho juntos…
Automáticamente, la mujer que realiza la pregunta, contesta lo siguiente:
- Ya sé lo que eso significa. Que tú le salvaste la vida a él, o él a ti, o mutuamente. Y jamás os lo echareis en cara. Hombres…
Me gusta pensar que mi relación con Jorge es como ésa. Me gustaría decir que los dos “Viajamos mucho juntos…”. Y no penséis que nos hemos salvado la vida mutuamente: se trata de una forma de hablar.
Este verano, después de un día agotador de turismo en la ciudad del amor, cuando cogía el tren que me llevaría de vuelta al hotel, me sorprendía una llamada telefónica. Cuan mayor fue mi sorpresa, al ver que era Jorge quien me llamaba para pedirme un favor al que no me podía negar:
- Oye, ¡quiero que leas en mi boda!
Sin dudarlo un momento, acepté. Y lo hice, porque para mí, nuestro amigo es una persona realmente especial.
Cuando la gente habla sobre la amistad, todo el mundo tiene un compañero, un amigo desde la infancia, que resulta totalmente insustituible, con el que ha compartido los mejores momentos de su niñez. Yo tuve la mala suerte de que el mío viviese en Cartagena.
Desde pequeños, nos reuníamos los fines de semana en Alcoi para jugar al futbol, ir al cine, leer o divertirnos, sin más. Nos veíamos a la larga, pero parece que estos encuentros eran más intensos que si hubiésemos estado juntos cada día.
Poco a poco los juegos se convirtieron en fiestas y nuestros vínculos crecieron al tener un montón de amigos en común, que favorecían nuestras reuniones y porque no, nuestras juergas. Puedo deciros que nunca, y cuando digo nunca es nunca, he discutido con él. Siempre tiene una sonrisa en la boca ante cualquier problema que se presente, sea éste del tamaño que sea. Y ésta es, sin duda, la forma más fácil de encontrarle la solución.
Así pues, los años fueron pasando y nuestra vida creciendo por caminos iguales, pero al tiempo diferentes. Aunque he de decir que con él siempre me ha ocurrido algo que no me pasa con todo el mundo. Por mucho que estemos sin vernos, por mucho que haya pasado desde nuestro último encuentro, cuando nos volvemos a reunir parece que hubiésemos estado juntos la tarde anterior. Y, según mi experiencia, esto no es nada fácil.
Jorge y yo podemos hablar siempre con total tranquilidad y confianza. A los dos nos siguen atrayendo los mismos temas y seguimos teniendo casi toda una vida en común.
Así que si un amigo de esa talla te pide un favor, no le puedes fallar.
Para él, hoy ha llegado el momento de dar un paso importante en su vida. El paso que movido por el amor, será el punto de partida para su vida en común con Lydia. A ella no puedo decir que la conozca tanto, aunque desde el primer día me ha cautivado. Su maravillosa forma de ser, su belleza y su sencillez, son características que la hacen única y que han provocado que se creara un hueco especial entre todos nosotros.
Hoy los dos formalizan su vida juntos. Y para esto nos han reunido a todos aquí. Para hacernos partícipes y testigos de esta fiesta, que unirá los lazos de su cariño y su amor de una forma especial.
Os deseo a los dos la mejor de las vidas en común, el uno al lado del otro y siempre en compañía de los que os queremos. Estaremos ahí en cualquier momento, siempre a vuestro lado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta la manera, simple, transparente y profunda de cada una de tus palabras.

Roy dijo...

Gracias.
Espero que tu visita a mi blog no haya sido casualidad y que así lo frecuentes en otras ocasiones.
Un saludo.