Western, 1966. Dirección y guión: Richerd Brooks. Música: Maurice Jarre. Int: Burt Lancaster, Lee Marvin, Jack Palance y Claudia Cardinale.
En 1966, Richard Brooks se volvía a poner tras las cámaras para dirigir una de sus obras más geniales. Tras La gata sobre el tejado de zinc, o Dulce pájaro de juventud, esta vez, nos narraría la historia de un cuarteto de mercenarios contratados para llevar a cabo el rescate de una mujer, más allá de la frontera Mejicana.
Tras cruzar río grande, cada uno de ellos se encontrará consigo mismo o con el que fue en otro tiempo. Dollworth y Farthan regresarán a su juventud revolucionaria, uno por su fogoso temperamento, y el otro por medio del recuerdo de su fallecida esposa. Hans el ganadero, descubrirá la dureza de la vida y su capacidad de sufrimiento. Y el último de ellos, Jake el caza recompensas, hallará en sus compañeros el apoyo y la fraternidad que quizás siempre le faltó en su vida.
Frente a todos, Raza, el secuestrador Mejicano, que nos fascina desde el primer momento y que será el detonante de este cambio. Y es que en esta historia nada es lo que parece desde el principio. Se producen una serie de sensaciones, que nos encaminarán hacia un fascinante climax final que pondrá colofón al film.
Con un genial reparto, encabezado por Lee Marvin, Burt Lancaster, Jack Palance y Claudia Cardinale, podremos ver en esta obra al mejor Richard Brooks. La película no nos permite respirar. Desde el primer minuto, somos testigos de una gran cantidad de información, inusual para un western de su momento.
A todo esto hay que añadir la partitura del genial Maurice Jarre, que lleva a los personajes en volandas a lo largo de una trama cargada de acción que no tiene un segundo de desperdicio.
Todo ello nos conduce a un marco excelente para transmitir reflexiones de una gran profundidad, que surgen del puño del autor de esta fantástica historia.
El diálogo que escucharemos, se da casi al final del film, cuando un cansado Raza entabla una fascinante conversación con Dollworth, que se ha quedado para retenerle a golpe de revolver, y permitir así, el avance de sus compañeros. Hablarán de la vida, la revolución, el amor y el que ha sido el enigma de toda la filosofía a lo largo del siglo XX: el tiempo.
Pero mejor, oídlo de sus propias bocas.
1 comentario:
"Vinimos porque nos enamoramos, nos fuimos porque nos desencantamos, regresamos porque nos sentimos solos, morimos porque es inevitable..." Què dialecs!!!!!!
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