Director: Lee Tamahori.
Guión: Gary Goldman, basado en el cuento de Philip K. Dick The Golden Man.
Música: Marc Isham.
Intérpretación: Nicholas Cage, Julianne Moore, Jessica Biel, Peter Falk.
Nos encontramos de nuevo ante una adaptación a la gran pantalla de un relato del ya mítico escritor de ciencia ficción Philip K. Dick. Aunque si en ocasiones anteriores, los resultados han sido dispares dándonos obras tan geniales como Blade runner, Desafío total o Minority report y productos más regulares como Paycheck en la que se veía en exceso la mano de su director oriental, ahora me toca decir que el resultado que ha conseguido Lee Tamahori es en mi opinión un film olvidable.
La premisa que nos plantea es cuanto menos interesante. Un hombre, Chris Jonson o Frankie Cadillac (su nombre artístico), posee un don innato que le permite ver su futuro con tan solo dos minutos de antelación. Él, se dedica a malvivir aprovechando su capacidad, trabajando en un espectáculo de ilusionismo y mediante pequeñas apuestas en el juego. Llegados a este punto, la policía empezará a buscarlo con la intención de que les ayude a detener a unos activistas que tienen como objetivo colocar una bomba en la ciudad de las Vegas.
Si su planteamiento muestra hechos interesantes que ya se han visto en las anteriores adaptaciones de las obras de Dick (la presunción de los precogs, de Minority Report, o la ambigüedad entre realidad o ficción que nos muestra Desafío total), esta cinta se queda solo en esta premisa inicial y se convierte en otra película más de persecuciones bastante semejante (aunque un poco más moderada) a la última película que nos otorgó su director: Muere otro día, cinta que nos narraba las postreras aventuras del agente con licencia para matar más conocido del MI6 y que de no ser por Halle Berry y su aparición en la playa, ya habríamos olvidado todos sin lugar a dudas.
Además, el director ha dejado de lado la ambientación futurista de los relatos del autor de ciencia ficción, que aunque no sea necesaria en esta historia, siempre ha sido un marco incomparable para los relatos que nos transmitía este genial creador.
Por no hablar de la triste interpretación de un desdibujado Nicholas Cage que no convence para nada desde el primer minuto del film. Y a su lado Julianne Moore, en un papel de mujer dura que no se acerca ni por asomo a las geniales interpretaciones que le hemos visto hacer a esta grandísima actriz en otras ocasiones. Por mi parte, solo destacaría a la joven y guapísima Jessica Biel que ya apuntaba buenas maneras en El Ilusionista y aquí me ha confirmado su inminente talento. Pero aun así, no es suficiente.
Guión: Gary Goldman, basado en el cuento de Philip K. Dick The Golden Man.
Música: Marc Isham.
Intérpretación: Nicholas Cage, Julianne Moore, Jessica Biel, Peter Falk.
Nos encontramos de nuevo ante una adaptación a la gran pantalla de un relato del ya mítico escritor de ciencia ficción Philip K. Dick. Aunque si en ocasiones anteriores, los resultados han sido dispares dándonos obras tan geniales como Blade runner, Desafío total o Minority report y productos más regulares como Paycheck en la que se veía en exceso la mano de su director oriental, ahora me toca decir que el resultado que ha conseguido Lee Tamahori es en mi opinión un film olvidable.
La premisa que nos plantea es cuanto menos interesante. Un hombre, Chris Jonson o Frankie Cadillac (su nombre artístico), posee un don innato que le permite ver su futuro con tan solo dos minutos de antelación. Él, se dedica a malvivir aprovechando su capacidad, trabajando en un espectáculo de ilusionismo y mediante pequeñas apuestas en el juego. Llegados a este punto, la policía empezará a buscarlo con la intención de que les ayude a detener a unos activistas que tienen como objetivo colocar una bomba en la ciudad de las Vegas.
Si su planteamiento muestra hechos interesantes que ya se han visto en las anteriores adaptaciones de las obras de Dick (la presunción de los precogs, de Minority Report, o la ambigüedad entre realidad o ficción que nos muestra Desafío total), esta cinta se queda solo en esta premisa inicial y se convierte en otra película más de persecuciones bastante semejante (aunque un poco más moderada) a la última película que nos otorgó su director: Muere otro día, cinta que nos narraba las postreras aventuras del agente con licencia para matar más conocido del MI6 y que de no ser por Halle Berry y su aparición en la playa, ya habríamos olvidado todos sin lugar a dudas.
Además, el director ha dejado de lado la ambientación futurista de los relatos del autor de ciencia ficción, que aunque no sea necesaria en esta historia, siempre ha sido un marco incomparable para los relatos que nos transmitía este genial creador.
Por no hablar de la triste interpretación de un desdibujado Nicholas Cage que no convence para nada desde el primer minuto del film. Y a su lado Julianne Moore, en un papel de mujer dura que no se acerca ni por asomo a las geniales interpretaciones que le hemos visto hacer a esta grandísima actriz en otras ocasiones. Por mi parte, solo destacaría a la joven y guapísima Jessica Biel que ya apuntaba buenas maneras en El Ilusionista y aquí me ha confirmado su inminente talento. Pero aun así, no es suficiente.
Es una lástima que se desperdicie un material tan interesante en películas como ésta, que dejan de lado todo el potencial psicológico y filosófico de las historias que tienen como base, para perderse en persecuciones no excesivamente interesantes, la verdad.
Esto nos hace plantearnos si a la hora de realizar una adaptación de las historias de Philip K. Dick, los productores de Hollywood deberían plantearse poner tras las cámaras a cierto tipo de director con unas inquietudes un poco más profundas que las de mostrar tiroteos, carreras y el imaginario visual de las Vegas.
Que lejos queda la genial Blade Runner, que hizo que los sueños visuales y filosóficos de un replicante como el que escribe se hicieran realidad…
Esto nos hace plantearnos si a la hora de realizar una adaptación de las historias de Philip K. Dick, los productores de Hollywood deberían plantearse poner tras las cámaras a cierto tipo de director con unas inquietudes un poco más profundas que las de mostrar tiroteos, carreras y el imaginario visual de las Vegas.
Que lejos queda la genial Blade Runner, que hizo que los sueños visuales y filosóficos de un replicante como el que escribe se hicieran realidad…