jueves, 5 de junio de 2008

Diálogos para el recuerdo: Plumas de caballo

Comedia. 1932. Dir: Norman Z. McLeod. Guión: Bert Kalmar y Harry Ruby. Música: John Leipold. Int: Groucho, Chico, Harpo y Zeppo Marx, Thelma Todd y David Landau.

Dado que la temática de nuestro programa de hoy ha sido básicamente la comedia y el humor, he considerado interesante acercarme a los hermanos Marx, unos de los cómicos más grandes de la historia del celuloide y de los más incomprendidos.
La historia de Plumas de Caballo nos cuenta como el profesor Wasstag, a su regreso a la Universidad de Huxley se olvida de los aspectos académicos y se empeña en conseguir que el equipo de rugby de la facultad venza a sus rivales de Darwin.
El director del film es Norman Z. McLeod, un director, que ya había trabajado con el trio de humoristas en Pistoleros de agua dulce, y que dedicaría la mayor parte de su carrera a la dirección de los más diversos géneros como en La via láctea, en Rostro pálido o incluso en una particular versión de Alicia en el país de las maravillas, con guión nada más y nada menos que del genial Jospeh L. Manquievitz.
La interpretación por parte de Groucho, Chico, Harpo (y en este caso Zeppo) es desternillante. Se trata de uno de sus films más conocidos, pero que puede que no suene en primera línea a la altura de cintas tan memorables como Una noche en la ópera, o Sopa de ganso. Ahora bien, en mi opinión la cinta es realmente divertida. Solo hay que recordar escenas como la de la contraseña para entrar en el bar, los secuestradores secuestrados o el cortejo de Connie y el pato.
Y es que unos genios como los hermanos Marx sabían sacarle partido a cualquier tipo de historia y ubicación. De hecho sus films, se dan en los más diversos espacios, como el circo, el hipódromo, la ópera, un sanatorio, un hotel, o la universidad y el campo de rugby como es el caso de la película de hoy.
Rodar con ellos era toda una aventura. Fueron muy pocos los directores que consiguieron controlarlos. Quizás el único caso fuera el de Leo McCarey, que en Sopa de ganso parece que impuso algo de orden en el rodaje (y eso es mucho decir, tratándose de los Marx). Pero aun así, el resultado de sus producciones, siempre era de lo más entretenido, y nos dejan cintas que pese a haberse rodado en los años 30, tienen una rabiosa actualidad, un humor realmente inteligente, y que es capaz de distraer tanto a los más mayores, como a los más pequeños. Algo al alcance solo de los más grandes genios. Genios como los hermanos Marx.

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