El regreso de los Coen a la gran pantalla después de la oscarizada No es país para viejos no se ha hecho esperar demasiado. Tan solo 9 meses después de que obtuvieran las 4 estatuillas por la cinta que ha convertido a Javier Bardem en el actor español más premiado de todos los tiempos, estos genios de Minnesota regresan a la dirección con un producto que, de antemano, parecía más interesante de lo que ha resultado ser finalmente.
Con un reparto espectacular, con nombres tan famosos como el de George Clooney, Brad Pitt, John Malkovich o Frances MacDormand, los Coen nos cuentan una historia de espionaje de la CIA, protagonizada por lo que podríamos considerar unos personajes totalmente cotidianos dentro de la sociedad americana. En el film se combinan de igual forma, apariciones del cuartel general de los servicios secretos estadounidenses, con escenas de la vida diaria, totalmente habituales.
En el elenco de ‘freaks’, que nos presentan los Coen esta vez, hallamos desde el agente expulsado del cuerpo, incapaz de aceptar su situación y totalmente resentido con la organización, hasta un atontado monitor de gimnasio, totalmente centrado en el culto a su cuerpo, pasando por una mujer fracasasa y obsesionada con la cirugía estética, e incluso un policía fanfarrón y mujeriego, que se morirá de miedo cuando realmente llegue el momento de actuar.
Ahora bien, la película se queda a mitad camino de todo. En primer lugar, tenemos una historia ridícula de personajes realmente patéticos, pero que no son tan difíciles de encontrar en el día a día de nuestra sociedad. Así que no llegan a ser tan divertidos como los realmente desmadrados y trastornados integrantes del cast de otras cintas de los Coen, como es el caso de Arizona baby o El gran Lebowsky. Por otra parte, la cinta tiene momentos de tensión, que llegan a ser interesantes (SPOILER no lograré olvidar fácilmente la muerte de Brad Pitt. Fin de SPOILER), pero dado que sus personajes y el eje central de la historia son tan patéticos, no llegan a transmitirnos dicha tensión. Ahora bien, hay que admitir que la cinta arremete con todo y contra todo, por un lado el espionaje, el chantaje, la CIA, la KGB, y por otro el adulterio, el culto al cuerpo, el egoísmo, y la soledad, temas que abundan en las vidas del género humano hoy en día. Y algo que también es muy de agradecer, ha sido el temprano regreso de los Coen tras las cámaras. A diferencia de otros directores, que tras ganar el oscar dejan de hacer cine, o tardan muchísimo tiempo en volver a dirigir, estos fenómenos cierran un proyecto realmente terrorífico, para retomar el género de la comedia que tantas satisfacciones y éxitos les ha proporcionado a lo largo de su carera.
¡Bien por los Coen! Ya estoy esperando a ver que es lo próximo que nos tienen preparado…
No hay comentarios:
Publicar un comentario