2008 Policiaco. Dir: Jon Avnet. Guión: Rusell Gervitz. Música: Ed Seamur. Int: Robert De Niro, Al Pacino, John Legizamo, Carla Cugino.
Como ya rezaba en su día el tráiler de Heat:
Pacino, desde El Padrino hasta Esencia de mujer…
De Niro, desde Toro salvaje hasta Uno de los nuestros…
Por fin, los dos mejores actores norteamericanos de los últimos 20 años iban a trabajar juntos. La ocasión merecía una obra especial, y así lo fue. La cinta de Michael Mann maravilló a todo el mundo dejándonos dos de las mejores interpretaciones de estos genios, que por primera vez, aunque fuera por un breve espacio de tiempo, coincidían en la gran pantalla. Lo único que nos faltó fue, que ese momento solo duró unos diez minutos, en el inolvidable cara a cara que ladrón y policía tienen con una cena de por medio. Ahora bien, que diez minutos…
Cuando me enteré de que estos dos fenómenos de la interpretación volverían a compartir protagonismo en una misma película este año, no pude menos que emocionarme. Ahora bien, algo me decía que nada iba a ser igual.
Quizás fuera porque quien iba a estar tras las cámaras, no iba a ser Francis Ford Coppola, ni tan siquiera Michael Mann.
Quizás fuera porque descubrí que el encargado de esta labor iba a ser Jon Avnet (Tomates verdes fritos, Íntimo y personal) y a principios de verano pude ver la totalmente olvidable 88 minutos con él tras las cámaras y con Pacino en el rol principal. Aunque también he de decir que tuve un rayo de esperanza al descubrir que el encargado de escribir el guión iba a ser Rusell Gerwitz, el responsable de la genial Plan oculto.
O quizás, y ya definitivamente esto, que casi es lo peor, porque me da la impresión de que Pacino y De Niro están envejeciendo bastante mal. Así como ha habido actores, que como el buen vino, han ido mejorando con el paso de los años (véase Sean Connery), a los dos mayores exponentes del género mafioso les está ocurriendo lo contrario, se están conviertiendo en vinagre. Sus últimos proyectos dejan mucho que desear. Aun en el caso de De Niro, lo vemos participar en cintas fuera del que es su registro habitual, como en el caso de Stardust, pero lo que es Pacino, hay que remarcar que sus últimos papeles han dejado bastante que desear. Los dos parecen una caricatura grotesca de los grandísmos actores que fueron en su dia. La cinta nos cuenta una aburrida historia de dos compañeros/amigos, Turco y Rooster, del cuerpo de policía de Nueva York, que investigan una serie de crímenes de un asesino en serie con afición a la poesía. Todo esto se va intercalando con unas imágenes de un video de De Niro asumiendo que es el autor de dichos crímenes, con el trato de los dos inspectores con un loquero del departamento de asuntos internos, y con las relaciones sexuales de De Niro con una integrante del departamento científico del cuerpo (Cugino), a la que dobla (o triplica) en edad y que no se cree ni él mismo, en sus mejores sueños.
En fin, una obra predecible, aburrida, sin nada de gancho, con personajes vacios, que parece que se ha creado simplemente para el lucimiento de estos dos grandísimos actores. Lo cual demuestra que sin una buena historia por detrás, ni los mismísimos Marlon Brando, Paul Newman o Jack Nicholson (por citar tres de los actores más bien considerados de la historia) serian capaces de realizar un buen film.
Como ya rezaba en su día el tráiler de Heat:
Pacino, desde El Padrino hasta Esencia de mujer…
De Niro, desde Toro salvaje hasta Uno de los nuestros…
Por fin, los dos mejores actores norteamericanos de los últimos 20 años iban a trabajar juntos. La ocasión merecía una obra especial, y así lo fue. La cinta de Michael Mann maravilló a todo el mundo dejándonos dos de las mejores interpretaciones de estos genios, que por primera vez, aunque fuera por un breve espacio de tiempo, coincidían en la gran pantalla. Lo único que nos faltó fue, que ese momento solo duró unos diez minutos, en el inolvidable cara a cara que ladrón y policía tienen con una cena de por medio. Ahora bien, que diez minutos…
Cuando me enteré de que estos dos fenómenos de la interpretación volverían a compartir protagonismo en una misma película este año, no pude menos que emocionarme. Ahora bien, algo me decía que nada iba a ser igual.
Quizás fuera porque quien iba a estar tras las cámaras, no iba a ser Francis Ford Coppola, ni tan siquiera Michael Mann.
Quizás fuera porque descubrí que el encargado de esta labor iba a ser Jon Avnet (Tomates verdes fritos, Íntimo y personal) y a principios de verano pude ver la totalmente olvidable 88 minutos con él tras las cámaras y con Pacino en el rol principal. Aunque también he de decir que tuve un rayo de esperanza al descubrir que el encargado de escribir el guión iba a ser Rusell Gerwitz, el responsable de la genial Plan oculto.
O quizás, y ya definitivamente esto, que casi es lo peor, porque me da la impresión de que Pacino y De Niro están envejeciendo bastante mal. Así como ha habido actores, que como el buen vino, han ido mejorando con el paso de los años (véase Sean Connery), a los dos mayores exponentes del género mafioso les está ocurriendo lo contrario, se están conviertiendo en vinagre. Sus últimos proyectos dejan mucho que desear. Aun en el caso de De Niro, lo vemos participar en cintas fuera del que es su registro habitual, como en el caso de Stardust, pero lo que es Pacino, hay que remarcar que sus últimos papeles han dejado bastante que desear. Los dos parecen una caricatura grotesca de los grandísmos actores que fueron en su dia. La cinta nos cuenta una aburrida historia de dos compañeros/amigos, Turco y Rooster, del cuerpo de policía de Nueva York, que investigan una serie de crímenes de un asesino en serie con afición a la poesía. Todo esto se va intercalando con unas imágenes de un video de De Niro asumiendo que es el autor de dichos crímenes, con el trato de los dos inspectores con un loquero del departamento de asuntos internos, y con las relaciones sexuales de De Niro con una integrante del departamento científico del cuerpo (Cugino), a la que dobla (o triplica) en edad y que no se cree ni él mismo, en sus mejores sueños.
En fin, una obra predecible, aburrida, sin nada de gancho, con personajes vacios, que parece que se ha creado simplemente para el lucimiento de estos dos grandísimos actores. Lo cual demuestra que sin una buena historia por detrás, ni los mismísimos Marlon Brando, Paul Newman o Jack Nicholson (por citar tres de los actores más bien considerados de la historia) serian capaces de realizar un buen film.
1 comentario:
Ei Nacho!! Sóc Josep, per fi es reuneixen les condicions per llegir-te. Després d'idolatrar, si se'm permet la paraula a Al Pacino, especialment en "Pactar con el diablo", vaig vore "88 minutos", i probablement no torne a vore res d'Al Pacino al cine. "Ocean's 13" encara és passable perquè la temàtica és coneguda i ell simplement s'incorpora a la seqüela, perà chato, al cine no torne a anar a vore a Al Pacino, tot lo més en casa. Res figura, aniré seguint-te per ací i intentaré posar-me al dia dels bloggs passats, vaja bé!!!
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