Hoy he pensado, que ya que hemos revisado El silencio de los corderos, uno de los mejores trhillers de la historia del cine, sería adecuado tratar el único film de su género, que en mi opinión, ha sido capaz de, cómo mínimo igualarlo, o incluso superarlo: SE7EN.
Era el año 1995, cuando un semidesconocido David Fincher nos deleitaba con la impresionante historia de la caza de un asesino en serie.
Y digo semidesconocido porque era un director que venía del mundo de los spots publicitarios y los videoclips, y solo había realizado, eso si, magistralmente, la tercera secuela de Alien. Ahora cuenta en su haber con títulos tan geniales como The game, La habitación del pánico o El club de la lucha. Y ya estamos a la espera del próximo estreno de Zódiac, su última producción donde regresará al género policial que le dio en su dia la fama con esta excepcional Se7en.En una oscura, triste y fría Nueva York, nublada y regada por una constante y gélida lluvia, un maníaco asesino empieza a realizar crímenes sangrientos relacionados con los siete pecados capitales.
Gula, Avaricia, Pereza, Lujuria, Soberbia, Envidia e Ira.
Siete pecados, para siete sangrientos días de pasión de un desconocido Brad Pitt, en su primer papel en que mostraba lo buen actor que realmente es capaz de ser. Junto a él, el genial Morgan Freeman, dándole un contrapunto especial de tranquilidad y paciencia a la temperamental y pasional personalidad de Pitt.Una película de detectives. Una película de compañeros que daba una vuelta de tuerca al género del crimen, presentándonos a un rival excepcional. Un asesino tan astuto como inteligente, que es capaz de ponerse ante los dos inspectores sin que lo descubran. Y en este papel, un magistral Kevin Spacey, que ese año se ganó una nominación y un oscar por su genial interpretación de Kayser Soze en el primer film de Bryan Singer, Sospechosos habiltuales. Sin lugar a dudas podía haberselo llevado por su papel de este maníaco Nadie, de este Jonathan Doe de Se7en.
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