1982, Ciencia Ficción (Por citar uno...) Dir: Ridley Scott. Guión: Hampton Fancher y David Peoples. Música: Vangelis. Int: Harrison Ford, Rutger Hauher, Sean Young, Daryl Hannah, Edward James Olmos.
Esta semana, dado que estamos ante el último programa de la temporada, he querido acercaros a un film verdaderamente especial para mi. Cuando hablo de Blade Runner puedo decir que, en mi opinión, estamos ante uno de los mejores films de la historia del cine.
Podríamos decir que estamos ante una película total. En ella se conjugan una serie de factores que la convierten en una obra maestra capaz de llevar al espectador a una catarsis que le hará reflexionar sobre interrogantes tan importantes, como la vida, el tiempo, la existencia de Dios, e incluso la muerte.
En primer lugar, hay que decir que la cinta conjuga diversos géneros de una manera excelente. Estamos ante una película de cine negro, con una ubicación espaciotemporal futurista e hiperreal, con momentos en los que cabe el drama, e incluso el amor, y con un final en el que podemos ver una transposición de lo que podría ser un encuentro entre el hombre y su creador.
Basada en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la historia nos cuenta como un policía de Los Ángeles en el año 2019, tendrá que enfrentarse con unos androides, tan perfectos que pueden pasar como seres humanos, que se han escapado de sus destinos en el espacio exterior, para regresar a la tierra en busca de respuestas con su tiempo de vida limitado.
La cinta conjugará el buen hacer de su director Ridley Scott, un genio de la imagen visual, que tan solo había rodado hasta ese momento Los duelistas y Alien, el octavo pasajero, con los diseños del dibujante futurista Syd Mead, creando una ambientación que todavía no se ha superado en nuestros días. Frente a los futuros idílicos que nos ofrecían las cintas de la época, Blade Runner nos mostró una ciudad de Los Ángeles oscura, sucia, contaminada y habitada por los últimos reductos de una sociedad enferma, que ha emigrado a otras colonias exteriores tras la tercera guerra mundial.
En el apartado de la interpretación, contaremos con Harrison Ford en el papel de Rick Deckard, el cazador de replicantes, nombre con el que se conoce a los androides, con Sean Young, y Darryl Hannah en papeles de androides y con un soberbio Rutger Hauher, dando vida a Roy, el más humano de los replicantes. Un magnífico actor, que nos fascinó en este film, erigiéndose como el ser perfecto, y que por desgracia ha dedicado el resto de su carrera a producciones menores con el videoclub como principal destino.
En la parte musical, seria el griego Vangelis el encargado de crear la partitura que enmarcaría el film, creando temas míticos, que ya han pasado a la historia del cine. Si algo se le puede echar en cara al film, fue el hecho de no incluir en el proyecto a esos genios del comic francés de los 80, como Moebius o Mezieres, a quienes tanto se les debe en la película, estéticamente. De hecho, esto fue motivo de numerosas de las críticas que la cinta tuvo en su momento. Y es que hay que decir que en la fecha de su estreno, la cinta fue maltratada especialmente por la crítica. Sin duda, se trataba de una obra adelantada a su tiempo. Tendrían que pasar varios años para que se reconociera la genialidad del film y se pusiera a este en el sitio que merece: El primero y el más grande de los clásicos modernos.
Esta semana, dado que estamos ante el último programa de la temporada, he querido acercaros a un film verdaderamente especial para mi. Cuando hablo de Blade Runner puedo decir que, en mi opinión, estamos ante uno de los mejores films de la historia del cine.
Podríamos decir que estamos ante una película total. En ella se conjugan una serie de factores que la convierten en una obra maestra capaz de llevar al espectador a una catarsis que le hará reflexionar sobre interrogantes tan importantes, como la vida, el tiempo, la existencia de Dios, e incluso la muerte.
En primer lugar, hay que decir que la cinta conjuga diversos géneros de una manera excelente. Estamos ante una película de cine negro, con una ubicación espaciotemporal futurista e hiperreal, con momentos en los que cabe el drama, e incluso el amor, y con un final en el que podemos ver una transposición de lo que podría ser un encuentro entre el hombre y su creador.
Basada en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la historia nos cuenta como un policía de Los Ángeles en el año 2019, tendrá que enfrentarse con unos androides, tan perfectos que pueden pasar como seres humanos, que se han escapado de sus destinos en el espacio exterior, para regresar a la tierra en busca de respuestas con su tiempo de vida limitado.
La cinta conjugará el buen hacer de su director Ridley Scott, un genio de la imagen visual, que tan solo había rodado hasta ese momento Los duelistas y Alien, el octavo pasajero, con los diseños del dibujante futurista Syd Mead, creando una ambientación que todavía no se ha superado en nuestros días. Frente a los futuros idílicos que nos ofrecían las cintas de la época, Blade Runner nos mostró una ciudad de Los Ángeles oscura, sucia, contaminada y habitada por los últimos reductos de una sociedad enferma, que ha emigrado a otras colonias exteriores tras la tercera guerra mundial.
En el apartado de la interpretación, contaremos con Harrison Ford en el papel de Rick Deckard, el cazador de replicantes, nombre con el que se conoce a los androides, con Sean Young, y Darryl Hannah en papeles de androides y con un soberbio Rutger Hauher, dando vida a Roy, el más humano de los replicantes. Un magnífico actor, que nos fascinó en este film, erigiéndose como el ser perfecto, y que por desgracia ha dedicado el resto de su carrera a producciones menores con el videoclub como principal destino.
En la parte musical, seria el griego Vangelis el encargado de crear la partitura que enmarcaría el film, creando temas míticos, que ya han pasado a la historia del cine. Si algo se le puede echar en cara al film, fue el hecho de no incluir en el proyecto a esos genios del comic francés de los 80, como Moebius o Mezieres, a quienes tanto se les debe en la película, estéticamente. De hecho, esto fue motivo de numerosas de las críticas que la cinta tuvo en su momento. Y es que hay que decir que en la fecha de su estreno, la cinta fue maltratada especialmente por la crítica. Sin duda, se trataba de una obra adelantada a su tiempo. Tendrían que pasar varios años para que se reconociera la genialidad del film y se pusiera a este en el sitio que merece: El primero y el más grande de los clásicos modernos.
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